Lo Poco que se Sabe del Agua
El agua, el agua!
Que tema tan controvertido dentro del pastoreo racional. El gran “divisor de aguas” entre dos escuelas fantásticas, la de Humberto Sorio y la de Luis Carlos Pinheiro Machado.
Sorio dice: “la vaca al agua”
Pinheiro dice: “el agua a la vaca”
Lo cierto es que la vaca no vive sin agua, y antes de pensar en otro factor dentro de un pastoreo racional, debemos solucionar la cantidad de agua que vamos a necesitar para una carga duplicada de arranque.
¿Qué es lo que tenemos? Lo primero a analizar es que nos brinda la naturaleza de forma gratuita, para después saltar a perforaciones o tajamares nuevos. Un buen conocedor del campo sabe en donde están las vertientes que no secan o las cañadas que no se cortan y los tajamares que aguantan la seca. Después de ubicarlas, hay que descubrir cuál es la más alta, ya que el objetivo, siempre que sea posible, es llegar a todos los lugares por desnivel, valiéndonos de la fuerza de la gravedad. Pero vayamos por partes.
La posición del Pastoreo Voisin de Humberto Sorio es categórica al afirmar que tener agua en todos los potreros es una extravagancia a la que pocos productores se pueden dar el lujo. Él habla de un mínimo de 60 potreros. Yo me rio al pensar que en Uruguay tenemos a la mayor parte de los productores sin agua adecuada para su hacienda en 4 o 5 potreros, imagínese en 60 u 80! Pero la camioneta 0 km casi siempre está. No es nada contra la movilidad necesaria que debe tener todo productor, es simplemente una cuestión de prioridades. Si vives de tus vacas y no le das el agua que requieren, hasta cuándo será sustentable esa conducta?
Sorio se basa en su experiencia profesional y en estudios que demuestran que la vaca no necesita un abastecimiento permanente de agua, basta con 4 o 5 horas diarias de acceso a agua abundante, en pequeños potreros que en mi casa le llamamos “sombras”, que no son más que un pequeño cercado en torno a unos frondosos árboles con agua de cañada o en bebederos calculados para aguantar los 20 a 30 litros que toma una vaca al llegar con sed de una sola sentada. Si se machetea en el abastecimiento pensando que la vaca va a tener paciencia, es donde empiezan las reses a destruir bebederos, pasar alambrados, además de producir menos. La idea central es que los lotes deben dejar los potreros a las 10 de la mañana, sin atrasos, y ser dirigidos al potrero sombra, en donde se abastecerá de agua, y desde mediados de septiembre hasta mayo, se protegerá de la radiación solar. A las dos de la tarde, o a las tres en verano, se lo devuelve a un nuevo potrero, en donde permanecerá sin agua hasta el otro día a las 10 de la mañana. Este tema nos ha traído un problema, pues configuramos los potreros “sombra” pensando en la protección de la sombra en verano, pero nos olvidamos que las vacas se echan al sol en invierno, y hemos tenido que corregirlo aumentando el área de sol del potrero sombra. Otro detalle mencionado por Sorio es que los bebederos nunca deben ser colocados a la sombra, pues la vaca no toma agua fría. He podido confirmar con observaciones personales que los animales recuestan el hocico al agua fría, mojan la boca y se retiran. Pero al retornarlos al potrero, pasando por un camino que tiene un bebedero al sol, los animales se apilaban a devorar agua. La solución fue cambiar el bebedero hacia un lugar soleado, y problema resuelto.
Sé que debe estar pensando en este momento: ¿Por qué no dejamos el camino abierto para que accedan al agua y al potrero al mismo tiempo? He observado que los grupos de vacas que siempre puntean se desplazan hacia el agua y allí permanecen, si es en la cañada, dentro del agua, y si es en bebederos, al lado del mismo. Ese grupo privilegiado se harta de agua, ensucia todo lo que puede, y da vuelta al potrero. Las vacas de la cola, que las siguieron hasta el agua, al ver que se van de vuelta al potrero toman algunos tragos y las siguen. En ese ir y venir pierden energía, estragan el camino, principalmente cuando llueve mucho, no toman toda el agua que necesitan y todavía bostean los caminos en vez de hacerlo en los potreros. Este tipo de manejo solo sería parcialmente recomendable en el caso en que el abastecimiento de agua sea suficiente para todas las reses al mismo tiempo, en donde puedan acceder al agua en igualdad de condiciones. De lo contrario, un poco más de trabajo y portera cerrada.
Se debe tener en cuenta, en días en que se realizan manejos en corrales, como dosificaciones, vacunaciones y especialmente baños, que ese movimiento provoca sed, y a menos de que se cuente con excelente agua en los corrales (conducta más que recomendable) será aconsejable hacerlo antes de llevar al ganado a la “sombra”, o sea, antes de las 10 de la mañana.
Ya la posición del Pastoreo Racional Voisin de Luis Carlos Pinheiro Machado es que el agua debe ir hasta la vaca, y para esto se vale de una red hidráulica que distribuye agua a todos los potreros en un esquema inteligente de una toma o hidrante a cada cuatro potreros con un bebedero portátil para los cuatro.
Puede parecer complicado, pero en realidad es lo más fácil y práctico que existe, principalmente con las herramientas hidráulicas que existen hoy en día. Los hidrantes y los acoples rápidos, las juntas de compresión, etc., nos permiten trabajar con el agua sin la necesidad de perder tiempo y humor enroscando plásticos o solucionando pérdidas. Colocar un bebedero nos toma en promedio tres minutos, y de preferencia debe ser hecho antes de ir a buscar el ganado en otro potrero.
El abismo que separa estas dos opciones es hoy en día de más de 100 dólares por hectárea, sin contar la fuente de agua.
Instalar un PV nos costó 120 U$/Ha, ya el PRV nos costó 270 U$/Ha.
Paso a enumerar las ventajas y desventajas que observo en las dos opciones:
Materia orgánica:
en el PV tenemos una pérdida de 15% de bostas y orina en los potreros sombra y corredores, mientras que en el PRV se da una distribución homogénea de bostas y orina en los potreros, exclusivamente.
Costo de implantación:
en el PV es mínimo, ronda los 100 U$ por hectárea. Ya en el PRV el costo de implantación es por lo menos 100 U$ más caro por ha.
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Consumo de energía animal:
en el PV el animal camina más, y su gasto energético es equivalente a la distancia hasta el agua. En el PRV esto no sucede, y el consumo de energía animal es mínimo por mínimo desplazamiento.
Cambios de potreros:
en el PV hay una rígida exigencia en el respeto de horarios. El PRV brinda una mayor flexibilidad en horarios al tener agua permanente
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Problemas con agua:
el PV, al tener menos o ningún metro de cañerías, también tiene menor riesgo de inconvenientes. Con el PRV tenemos mayores riesgos de roturas debido a una vasta red de distribución del agua.
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Despunte y repaso:
en el PV tenemos cierta dificultad para manejar más de un lote por el acceso al agua, mientras que en el PRV encontramos condiciones óptimas para manejar lotes de despunte y repaso.
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Sanidad:
una posible transmisión de algunas enfermedades por el encierre diario continuado en las áreas sociales le dan un punto en contra al PV, mientras en el PRV tenemos una sanidad potenciada por recibir y permanecer en un potrero impecable todos los días.
Sombra:
acá el PV se lleva las fichas, sombra adecuada el 100% de los días calurosos. La idea es que el PRV tenga sombra en todas las parcelas, pero en la práctica no es tan así. Difícilmente se logra sombra de calidad en todas las parcelas, aún siendo áreas arboladas.
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Confieso que mirando la lista, hasta a mí se me enriendan las piolas, pero sea con vacas al agua, o con agua a las vacas, lo importante es el pastoreo racional. Cabrá al productor analizar sus condiciones económicas, sus horarios, su mano de obra, etc.
De cualquier forma, puede su proyecto ser diseñado para arrancar como un PV, y con el tiempo ir colocando agua en la intersección de cada cuatro potreros, transformándolo en un PRV. Bastará con diseñar los potreros en grupos de ocho con un corredor perimetral, y después instalar una toma en la confluencia de cada cuatro potreros.
Un buen abastecimiento de agua nunca debe ser encarado como un problema, nos estamos refiriendo a una solución.
La calidad de los materiales:
Sea cual sea el sistema que elija, la calidad de los caños y de los acoples no son un detalle menor. Y así también con bombas, bebederos, etc. Si no quiere dolores de cabeza en el futuro, la mejor inversión es comprar artículos de calidad.
Paso a contarle con que cosas tuve problemas y con cuales me fue bien:
Los primeros disturbios en la paciencia los tuvimos con caños de pulgada, que son conectados con espigas, aquellos que hay que calentar el caño, o prenderle fuego para poder unirlos. Siempre que pueda, dispáreles.
Las cosas se tranquilizaron cuando empezamos a usar caños milimétricos, abandonando los de pulgada. Para estos caños de 16, 20, 25, 32, 40, 50 y 75 mm podrá encontrar en el mercado una variedad de juntas de compresión que con un simple roscado le conectan o desconectan sin riesgos de pérdida cualquier unión, Tee, codo, adaptador o lo que se le ocurra en materia de acoples.
Bueno, realmente quedan mil cosas por decir, el agua es EL tema, y aunque parecería que ya se sabe todo sobre su interacción con la vaca, les aseguro que con todo lo que no sabemos, se puede armar una enciclopedia.
En nuestro Más Tecnologías tenemos previsto experimentar con dos bebederos idénticos colocados lado a lado, uno a 27° y otro a temperatura ambiente, que generalmente en invierno no pasa de los 5 grados (cuando no hay que quebrar el hielo de la superficie para medirlo). Cada bebedero tendrá un caudalímetro que registrará el consumo. En cuál bebedero tomarán más agua? Cuánta más agua toma una vaca si se la ofrecemos tibia en invierno? La limitante en productividad invernal se debe exclusivamente a una caída forrajera o habrá influencia de un bajo consumo de agua?
Como se puede ver, más preguntas que respuestas...