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Siempre que nos toca hablar sobre el pastoreo racional, en algún momento surge la pregunta: "Ustedes viven del campo"?

Y sí. Es dificil comprender que se puede llevar una vida rural sin tener ingresos extra prediales, y aún más allá, vivir sin las antiguas ambiciones por el campo del vecino.

Y mire que no fue fácil el cambio...fuimos criados con otra visión de las prioridades mundanas, en donde tener más sigue, lamentablemente, siendo sinónimo de felicidad.

Aparece el pastoreo Voisin en nuestras vidas como una inundación de luz, y empezamos a divisar un mundo nuevo que siempre estuvo allí, debajo de nuestros pies y delante de nuestra nariz, al que no veíamos.

La comprensión de los tiempos de la naturaleza comienza a tornarnos más pacientes, observadores. Estas nuevas conductas tornan evidente que el potencial productivo de cualquier campo está más allá de lo que podemos imaginar, y que el gran desafío es tornar en algo increíble lo que ya tenemos.

Aprendemos, entonces, a vivir contentos con lo que tenemos, y no angustiados con lo que dejamos de tener.

Vaya lección de vida. Hoy sabemos que si nos tocara arrancar de vuelta, podríamos vivir en un campo más chico. La vieja idea de "que voy a hacer en 80  hectáreas, morirme de hambre?" ya no es tan así, y con el pasar del tiempo, menos será. La presión por los recursos y la demanda por alimentos sumadas a un sistema de producción que mejore y limpie en lugar de degradar y contaminar harán del pastoreo Voisin la herramienta del futuro. Con ella en la mano, un productor con 80 hectáreas en 2040 va a ser un hacendado. 

Quizá en ese entonces tengamos a productores que puedan decir con orgullo que son agroecológicos, y a ese tiempo podrán ser reconocidos por la sociedad como pilar fundamental de cualquier civilización.

Esta es nuestra filosofía de vida, producir más respetando la vida.

No nos mueven ambiciones exageradas, aún ni siquiera conocemos todos los árboles de este campo. Estimamos estar en un 25% del potencial productivo del área, falta mucho, pero en serio.

Claro que si leyó hasta acá es porque el tema le interesa, y si por acaso anda buscando una forma de vivir en donde pueda tornar a su familia parte de una visión que considere al todo como más importante que la suma de sus partes, la ha encontrado.

Ya puedo verlo, termo bajo el brazo, un hijo corriendo por allá buscando una "florsita" para mamá, observando juntos la evolución de las pasturas, el buen estado del ganado, los ceibos florecidos y las calandrias peleando por una langosta.

Y cuando vea al sol entrando, va a poder mirarse a si mismo como el humano que vence.

Porque el vencedor es el que recibe el abrazo sincero de los suyos.

El vencedor tiene tiempo para jugar con los hijos, y sabe fabricar sonrisas con el jugo de las lágrimas.

Bienvenido a un mundo nuevo.

Es menos difícil de lo que piensa...

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